Abro mis ojos, y estoy ensangrentado, mi corazón latiendo en mi mano, pero alguien me lo arrebata, y al subir la vista, alguien me arranca los ojos, y todo se transforma en tinieblas.
Camino, con las manos por delante, tanteando, buscando. Pero no se que ni a quien. Doy un paso y caigo, a un vacío infinito.
Aparece una puerta y la abro, está tendida, ¿Dormida? Me acerco y la tomo la mano, abre sus ojos y me mira. Me habla sin pronunciar palabras, se está despidiendo, una lágrima se desliza por su mejilla, y va desollandome el alma.
Aprieto su mano más fuerte y se va...
Aniquilado hundo mi cabeza en su regazo, y vuelvo a ser un niño, que mira hacia arriba y encuentra su cara, sonriente, protegiéndome con sus brazos. Sonrío y ella dulcemente me besa la frente. y me susurra - Despierta, hijo. -
Cubierto de sudor, pero todavía con su sonrisa en mi pupila, comienzo de nuevo.
Perdona que no me acuerde como debiera, perdona que no te hable en mis silencios, perdona que no te sienta siempre siempre junto a mi. Perdona, aunque te quiero como antes, te quiero como nunca, y te querré siempre
No la volveré a ver, porque ya vive en mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario