miércoles, 4 de junio de 2014

Sublimación inversa

En el tiempo en abandono de este, mi espacio virtual personal, he ido mutando por diferentes estados, desde el sólido de estar en pareja, pasando por el líquido de la humedad provocada por las historias que emprendí con buena intención y pensando que íbamos fluyendo y por el gaseoso de la soltería, donde soy un ser volátil y confuso, a gran temperatura, donde no hay dirección definida ni límites.

Pasar de gaseoso a líquido es sencillo, simplemente hace falta una motivación especial, un ser que me devuelva la cordura y haga que me centre y salga del punto de ebullición para pasar a ese estado de fluidez. Si en mi estado líquido, vamos construyendo cimientos, con tranquilidad y cordura comienzo mi fase de solidificación.

El problema es cuando quiero muy rápido, o me exigen muy rápido que pase de gaseoso a sólido, sin pasar por la fase de licuación. La sublimación inversa es peligrosa, porque no eres un estado sólido estable, si no que sabes que en cualquier momento, sin cimientos, todo se puede desmoronar y pasar a evaporarse en tan solo un segundo. Se convierte en algo como el éter, volátil.

A veces no nos damos cuenta que las prisas no son buenas, que aun podemos estar confusos por el vaivén de tu estado gaseoso, donde no hay límites y te expandes constantemente, te hacen cometer pasos titubeantes como un bebé, porque tienes que volver a aprender a caminar, pero antes tienes que fluir, lentamente para que tus pies se acostumbren, tu mente asimile y reubiques tu mundo.




El tiempo es necesario, para que se vivan todas las fases, una a una, para que se alimente la confianza, para que crezca la comunicación. Si conoces a alguien en tu estado gaseoso, donde entras y sales, te expandes y contraes, donde el límite está donde lo quieras poner, no trates de que en dos días, pase a ser sólido, ni en un mes, quizá ni en un año. Confía y ofrece confianza, poco a poco comienza a enfriar tu estado para calentar tu alma. Respeta los tiempos, que cada uno vaya a un ritmo, que poco a poco, se vayan definiendo los límites, hasta que te licues y comiences a ir por un caudal, en el que ambos tendréis que llegar, cada uno a su ritmo, pero no muy diferentes. Una vez encauzado el estado líquido, y fluyendo de manera natural es el momento de poco a poco construir unos cimientos, unas bases por donde poco a poco podamos convertirnos en sólido, en estabilidad, donde se creen puentes de amor, acueductos de almas, que comuniquen y unan cada día más, hasta tener una base sólida donde construir tu existencia compartida.


Ahora, aunque tarde, entiendo esto, que estando gaseoso no puedo exigir, no pueden exigirme que seamos líquidos al instante y mucho menos pretender tener algo sólido. No podemos juzgar los actos iniciales, movidos por la inercia, por antiguos compromisos, por cierres necesarios, si no que hay que ser conscientes de tu propia existencia y ver si estás fluyendo o difuminándote.


Hay que ser paciente, pues también lo serán con nosotros, hay que ir libres a ese caudal, hay que ser consciente de que tenemos que ir creando esas orillas en común, la orilla confianza y la orilla comunicación y que en el caudal fluya cada vez más poderoso el amor.

Admitirlo es el primer paso, el segundo es encontrar a un ser en estado vaporoso que encaje químicamente con nuestras composiciones complejas, y después que todo siga su curso, con tranquilidad, sin presiones, sin juicios, solo con la convicción de que si observas al horizonte querrás que ambos estéis mirando en la misma dirección.

Se que algún día encontraré el caudal donde fluya fuerte unido a ese ser que me licue, y terminemos solidificando y será donde mi semilla germine y deje de ser
"hierba en mal lugar"

No hay comentarios:

Seguidores